Ratos de Sol

Ratos de Sol

domingo, 4 de septiembre de 2016

UNA CONFESIÓN...






UNA CONFESIÓN...

Una nueva mañana de Domingo, sentada ante mi ordenador, mirando al horizonte, ese horizonte que en mi caso está formado por la grandiosa montaña de Montserrat, irreductible e imponente, acogedora y protectora, y, sobretodo, tan nuestra.
Pensando en cómo la naturaleza es tan sabia que todo lo pone en su sitio, que nos da vida y nos alegra los sentidos.
De pronto me siento observada, miro a mi alrededor y... unos grandes ojos, marrones y profundos, me miran fijamente y, lo más sorprendente es que siento que lo hacen desde lo más hondo de su corazón.
Esos ojos hablan, ríen, temen, no hace falta más medios de comunicación, con ellos se comprende todo.
Son los mismos ojos que, aquel 26 de julio de 2015, estaban aterrorizados ante el inminente cambio que estaban viviendo.
Sí, el fuego en Ódena avanzaba, y con él, el peligro. Una llamada de un buen amigo, Luis, nos hizo correr a ayudar, teníamos que acoger a un perro de la perrera por unos dos días debido al riesgo por la cercanía del fuego.
--- Bueno, sólo dos días lo devolvemos, dije. No quiero más perros, ya sufrimos bastante con la enfermedad y sacrificio de Thunder.
--- Sí, sí, dijeron todos.
Y allá que nos fuimos.
La Xica esperaba con nuestros amigos Luis y Rosana, muy digna, sí, porque ella es muy digna. Se había quedado la última porque, al parecer, era conflictiva con la comida.
Nos miramos, creo que ella comprendió que yo no quería que se quedase en casa, pero se vino con nosotros.
No sé en qué momento decidimos adoptarla, o, mejor dicho, creo que fue ella la que nos adoptó a nosotros desde el primer minuto. Fue ella la que, cuando fuimos a devolverla, corrió a ponerse delante nuestro, con esos ojos profundos mirándonos y diciéndonos que de allí no nos íbamos sin ella.
Y aquí está, ya ha pasado un año, bendito año. 
Jamás pensé que ese gran corazón nos pudiese llegar a querer tanto, es adoración lo que sentimos, está en su casa, esa casa que jamás tuvo y que necesitaba tanto.
Sé que fue ella la que nos adoptó, fue ella la que decidió vivir con nosotros y fue ella la que nos hace demostrarle y devolverle tanto amor incondicional como ella nos da.
En algún sitio leí que los perros quieren más a sus amos que a ellos mismos, y lo he comprobado. A pesar de sus temores, que los tiene, siempre nos protege. Y hace que salga lo mejor de nosotros mismos.

Así que...No dudéis en tener una perro o perra, y, si es posible, no lo compréis... adoptarlo/a, bueno, dejad que os adopte, os amará sin condiciones y seréis muy afortunados.

XIQUEANDO = Disfrutando de Xica, amando a Xica, aprendiendo de Xica.




1 comentario:

Larla dijo...

ondia!! hasta he llorado! que bonito